Grace, la dueña de este preciosa casa antigua habla inglés y era muy servical. Nos vino a recojer a la entrada de la antigua ciudad y nos recomendó un restaurante en la misma calle donde la comida era muy rico! Era como alojarse en un pequeño museo. Todo muy bien decorado y limpio. Unica pega para mi...el loro de la casa cantando por la noche...pero supongo que esó también tiene su encanto 😉 Una experiencia para recomendar!