És un lugar encantador tranquilo y rodeado de naturaleza. No tiene cafetería para desayunar, pero hay una máquina de café gratis para que puedas tomar algo antes de salir del hotel. Está en un pequeño barrio con muy buena comunicación de carreteras a 10 minutos de Santander.
Dos de las habitaciones que teníamos hacían mucha olor a tabaco y a puro. Se lo comentamos a los encargados y nos dijeron que no podían hacer nada, porque no podían controlar quién fumaba o no. Había controlador de humos, pero no sabemos si funcionaba. Una cosa importante: la bañera resbalaba mucho con peligro de caida.
Todo estuvo muy bien, solo nos sorprendimos porque el desayuno empezaba a partir de las 11 de la mañana. Muy tarde para los que vamos a conocer y queremos madrugar un poco para aprovechar.